Afirmaba el Dr. Gustavo Bueno que “todas las opiniones son respetables …, pero que no sirven para nada”.
Una opinión no es discutible. No cabe discutir o debatir sobre una opinión. Se respeta, es decir, se acepta y se acabó.
Las opiniones, para resultar útiles, deben estar fundamentadas en algún argumento; esto es, deben tener algún fundamento racional. No cabe tampoco que una opinión se base en una emoción o en un sentimiento. Los animales tienen muchas respuestas emocionales, pero carecen de la capacidad de opinar. ¿Por qué? Pues porque no pueden razonar (al menos del modo en el que lo hacen los humanos)
Los seres humanos podemos razonar y, en base a nuestros razonamientos, sean éstos los que sean, podemos opinar. Al expresar una opinión se deben exponer los argumentos en los que se fundamenta. De este modo el debate puede llevarse a cabo sobre los argumentos, nunca sobre las opiniones.
Quien simplemente “opina” o simplemente “discute una opinión” es un necio (eso afirmaba el Prof. Bueno).
La descalificación sin argumentos de una opinión bien argumentada es el “argumento de los necios“, de quienes no tienen argumentos. Y así: descalifican, insultan, denigran, ofenden, pero no discuten los argumentos en los que cualquiera otra persona fundamenta su opinión.
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